lunes, 20 de febrero de 2012

Desánimo

Mucho llevo sin escribir aquí algo que no sea de deporte. Demasiado, la verdad.
El tema es que cada vez se ponen peor las cosas en el "asunto social", y no se ven soluciones a corto, medio ni largo plazo. Con ese ambiente de cambio a peor permanente se le quitan a uno las ganas de escribir.

Pero aprecio en  las redes sociales muchos comentarios que hacen que me vea en la obligación de escribir. (No tengo pensado plasmar mi opinión sobre la reforma laboral, porque cualquier comentario sobra). Se acosa y acusa a los sindicatos desde todos los sectores de la sociedad. Se apuntan al carro de cierto entorno mediático que ya ha conseguido práticamente su objetivo.

Y digo yo, que en parte tienen razón. Que los sindicatos podían funcionar mejor. Pero es que desgraciadamente son el reflejo de esta sociedad, de toda esa gente que escribe y opina pero es totalmente incapaz de hacer nada. Ni de manifestarse, ni de protestar, ni siquiera de denunciar injusticias. Para eso ya vendrán los sindicatos. Y claro, los sindicatos sin tener respaldo social pierden poder de convocatoria.
Gente demasiado acostumbrada a que se les negocie sus convenios sin tener que mover un dedo. Gente a le que se le sube el sueldo en la misma medida que otra que se moviliza y pierde dinero en forma de huelgas. Gente que sin tipo de rubor pega rajadas contínuas, pero que luego no le duele ninguna prenda pedirte un favor cuando les hace falta (de esos conozco muchos a los que ni me molesto en contestar, porque cuando los veo me hablan amistosamente de otras cosas). El summun de ese tipo de gente lo viví hace unos días cuando ví un tipo que vino a la protesta delante de uno de estos sindicatos, tipo en cuestión que sin estar afiliado vino hasta cuatro veces a consultarme sobre su despido, y se le consiguió una indemnización de 6000 euros más de lo que le ofrecía la empresa.

Pues bien, tienen razón. Qué poco podemos hacer los sindicatos con gente aletargada, sin ningún tipo de conciencia social y que sólo se preocupa de las cosas cuando le toca a ella.
Seguid así, que algún día terminaremos teniendo que pagar por currar. Y os garantizo que ese día los sindicatos no serán más culpables que vosotros mismos.