jueves, 5 de mayo de 2011

La entrevista de Hendaya

            Sé que todo el mundo piensa en la entrevista entre el caudillo y Hitler en 1940 y en las imágenes de la estación de tren. Pero lo que no sabe todo el mundo es que hubo otra entrevista que no salió a la luz en esa población francesa.
            Fué una entrevista entre Florentino Pérez y Joan Laporta en el primer año de mandato de la junta del F.C.Barcelona que él presidía. Acudía Joan con muchas dudas por la situación de su equipo, y Florentino no veía brillo en sus triunfos, necesitaba que el equipo tocara fondo para volver a conquistar el mundo. Necesitaba un Barça fuerte para que la gente apreciara lo que había hecho hasta entonces.
         

         
             No trasciende documento alguno de esa reunión, pero lo resultados son visibles.
             El Madrid se comprometía a empezar a perder su identidad, y todos los estamentos del club se pusieron manos a la obra.
             La afición interpretó perfectamente su papel y desde el año siguiente se volvió victimista y sin rumbo fijo. Sólo unos pocos lo sabían pero convencieron a casi todos los demás de que lo único importante era ganar al rival a cualquier precio. Había que buscar excusas contínuas e interpretar el papel de víctima que tan bien había interpretado el eterno rival durante tantos años. Hay que decir que llevan años haciendo una interpretación sublime pero en estos últimos tiempos se han metido tanto en el papel que De Niro y Pacino podrían firmar la actuación.
             La directiva llegó a la conclusión de que para ponerse al nivel que había tenido el Barça debería empezar a cambiar entrenadores a cada momento, despreciar a la cantera e invertir en fichajes millonarios tipo Maradona, Cruyff, Schuster,... de esos que custen mucho pero que den poco rédito a la inversión. El momento más importante de su papel parecía ser con la dimisión de Florentino, escenificando una crisis deportiva e institucional que parecía por completo un episodio de Can Barça en los 80, pero hay que reconocer que en su vuelta se ha empeñado día tras día en hacer una función de teatro que dure muchos y muchos pases.
             La prensa deportiva de Madrid, debía ponerse las pilas y empezar a parecer como lo de Barcelona, es decir hojas parroquiales que tuvieran aborregado a todo el mundo. El Marca no ceja en su esfuerzo y desde entonces es digno de cumplir con el acuerdo punto por punto. Se puede dar por satisfecho, pues ha desempeñado su labor con eficiencia.

             Por su parte, el Barça debía dejar de lado toda la época Gaspart. Confiar en Rijkard en aquel momento era difícil, pero el guión estaba ahí.
             La afición debía buscar una seña de identidad que no fuera ganar a su eterno rival y basta. Debía  apoyar que el equipo se convirtera en el referente a nivel mundial de un estilo. Lo de dejar de lado los lloros anteriores iba a costar, pero Laporta se comprometió en que tratarían de hacer de la afición la imagen de una afición campeona y con gusto por el triunfo.
             En lo que a la junta directiva refiere, debía apostar por fichajes de jugadores que tuvieran carácter ganador, aún no teniendo tanto nombre, y en apoyar el trabajo de cantera que tantos frutos le había dado al Madrid en su historia. Duro trabajo también, pero un trato era un trato.
             Sólo hubo una cosa que Laporta sacó fuera de su pacto de cambio de roles. Eso era la prensa. Le dijo a Flo que milagros no podía conseguir y que esos no entenderían el sentido de tan importante pacto. Tuvo razón.


             Hubo dos momentos críticos en estos años en los que pudo irse todo el pacto al traste. El primero lo protagonizó Pedja Mijatovic haciendo fichajes coherentes para su equipo y consiguiendo un par de ligas. Florentino y la prensa de Madrid se encargaron de volver a poner las cosas en su sitio con una rápida intervención.
             El segundo fué cuando Laporta pensó en fichar a Mourinho. Ahí fué cuando intervino el notario que había estado presente en la reunión y le recordó que ese era un actor para el Madrid y no para el Barça. Que se tenía que ajustar a lo acordado y fichar a Guardiola. Si el cambio de papeles debía ser efectivo no se podían intercambiar actores así como así...


            No se sabe el plazo de caducidad que tiene aquel acuerdo que gobierna hoy el mundo del fútbol patrio, pero hay que reconocer que todos han hecho un papel importantísimo en conseguir llevar a cabo una de las más grandes películas de aventuras de todos los tiempos. La gente del resto del mundo asiste asombrado día trás día a un espectáculo en el que un equipo ha conseguido se otro y viceversa.

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