viernes, 18 de marzo de 2011

Comprar un coche o poner un volante al burro

A veces no me decido fácil entre comer un pincho de pollo o uno de tortilla, entre chaqueta o jersey, salir a dar una vuelta o una tarde de sofá... dudas que a todos nos carcomen en la mayoría de los casos, y que en su mayoría son lógicas (¡¡¡¡con lo buenos que están los pinchos de tortilla!!!). Tomo decisiones continuamente y no me doy cuenta de las consecuencias que pueden tener, pues son cosas relativamente intrascendentes (que se lo digan al que pille salmonelosis por el pincho de toritlla:D).



Por estas cosas me parece que tomar decisiones importantes debería llevarte más tiempo de darle vueltas al tarro, de pensar en el coste de oportunidad, que diría un economista. "¿Si hago esto, qué puede pasarme. Y a mis semejantes?". ¿Por qué la gente no se hace estas preguntas? Y digo que no se las hacen porque si en verdad se las hacen es pa plantearse muchas cosas.

¿Será tan malo que reformen las pensiones? ¿Y si me quitan el 5% de sueldo qué puede pasar? ¿Me informaré de mis derechos? ¿Será normal que a mi compañero le estén diciendo todo el día que lo van a "echar a la puta calle"? Dudas, dudas, dudas, hasta cierto punto normal que nos preguntemos las cosas. Pero he ahí el sentido de mi post, qué puñetera respuesta se da a esas dudas. Porque si bien es normal que la gente se pregunte las cosas, lo que no es normal es el camino que se está tomando con las respuestas...inmovilismo, dejadez, individualismo.
¿Todo está teledirigido?

Será verdad que el pueblo tiene su opio....

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